Me marchito al lado de flores más bonitas
pues la culpa no es del campo.
Son mis raíces inestables
y mi desafortunada posición
que hace que todas florezcan más que yo.
No me pone triste saber que se van
que cambian, que crecen,
que buscan su sol, que se mueven,
que sienten, que me se olvidan de mí.
Porque sé que elegirlas
es un acto de amor.
Sé que no es culpa del viento
porque nunca quiso lastimarme.
Y con su abrazo me consoló
cuando ya no había nadie.
Él trajo el vaivén de las hojas
y acercó la tormenta
él se quedó cuando todo estaba oscuro
y me recordó que sigo vivo.
Viento que se lleva
lo que pensé que era mío.
Me pierdo entre arbustos invasores
que con sus brazos toman mi espacio
que con su densidad toman mi luz
y juegan a fingir que yo no existo
Y me siento tan pequeño
como cuando llegué a este lugar
A veces sólo me queda el campo
que me sostiene vagamente
quien sabe todos mis secretos
pero nunca me responde
Nadie me pide crecer
pero lo hago por mi causa
porque el tiempo no perdona
y el ambiente es muy hostil
Agua, limpia mis culpas
y llévalas lejos de aquí
entiérralas para que brote
algo más grande que yo.
Tal vez así es mejor
o quizás no estoy listo
para ser entregado en un ramo
Pero cuando llegue a ti
ya habré florecido.
Cuando mi única constante se marcha
jubilosa sea para ella mi desdicha
que llora desconsolada
deseando detener el tiempo
¿a dónde vas, mi soledad?
¿por qué te alejas así de mi?
Si mi abrazo fue muy débil
es que ya no tengo corazón
si mi amor ya no tiene sabor
es que ya lo perdí todo.
¿A dónde te llevas mi amor?
¿por qué tan lejos de mi?
Yo no te he hecho daño
ya no quiero sentirme así.
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