que dicen más que muchos rostros
la identidad se disuelve en llanto,
que se queda callado para no molestar.
Es que siento tanto miedo en sueños,
cuando las siluetas indistintas me rodean
y gritan palabras que no logro entender,
pero se clavan como estacas en mi piel.
Todo es más grande y más fuerte que yo.
No soy más que un suspiro efímero,
estancado, sin escape del tiempo egoísta
que se olvida cuando llega el viento.
Nunca estoy, nunca vuelvo.
Y aunque quiera, nunca puedo.
Si sigo a la deriva sólo me alejo.
Sólo me alejo más.
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